Si hubieran una docena más de mexicanos como Gabriela Gonzalez, México sin duda bajaría sus índices de pobreza y de crimen en solo un par de años. Cierto, Manos Indígenas, ONG fundada por Gabriela, de solo 20 años, ofrece lo mismo que cualquier cantidad de entidades gubernamentales y no gubernamentales en México: iniciativas de educación, cultura, salud y emprendimiento social.
Pero hay algo que Manos Indigenas esta logrando que esta en escasa oferta en México y en el mundo: sirviendo e integrando a la vez.
Desde muy pequeña, Gabriela cultivó la pasión por servir a su comunidad, en especial las de Otosi y Mazahuas, donde tiene familia. Siempre estando activa en su comunidad, fue creciendo en ella una preocupación por el desarrollo social y falta de igualdad de oportunidades. Fue siguiendo una materia de emprendimiento social en el Instituto Tecnológico de Monterrey en su primer año a sus 16 años que Gabriela comenzó a plantear su primera iniciativa de desarrollo comunitario. Junto con 10 otros compañeros de su salon, todos igual de apasionados, comenzaron el proyecto «Nutriendo las esperanzas del mañana,» que consistía en promover la importancia de la salud nutricional en los jóvenes en desarrollo y proporcionar a comunidades en necesidad recursos básicos de alimentación.
Como toda emprendedora joven, Gabriela tuvo que luchar para obtener la credibilidad que otros con mayor edad les viene fácil. Recordando una instancia donde su pasión marcó la diferencia, Gabriela nos cuenta sobre una presentación que ella y su equipo estaban listos para realizar en Toluca ante cientos de participantes. «Las autoridades no estaban seguros de podernos el espacio prometido para la presentación … pero los persuadí a enamorarse del proyecto,» cuenta Gabriela, quien logró con la urgencia que solo tiene una persona que cree en lo que hace, en llevar a cabo la presentación.
Desde entonces, muchas personas también se han enamorado del trabajo que lidera Gabriela. Inspirada y asesorada por una comunidad de ONGs locales, su universidad, su propia familia y hasta autoridades locales del gobierno, la persuadieron a consolidar el proyecto «Nutriendo las esperanzas del mañana» a una ONG formalmente llamada Manos Indígenas, que ahora realiza proyectos en cuatro áreas: cultura, educación, salud y emprendimiento social. Hoy en día, Manos Indigenas cuenta con mas de 150 miembros activos y presencia fuerte en el estado de México y Nuevo León. Pronto estará en Chihuaha, Michoacán, Tamaulipas y Oaxaca.
Qué es lo que ha permitido esta expansión masiva? Muchas ONGs realizan iniciativas en las mismas áreas que Manos Indígenas. Entonces, qué es lo que los distingue? Conversado con Gabriela, es evidente que es la combinación única de proporcionar servicios y recursos acompañados por la exitosa integración de comunidades a sentirse como cualquier otro ciudadano de primera clase en México.
Para mejor ilustrar este punto, Gabriela nos contó sobre José. José, de cinco años, camina dos horas diario para llegar a la escuela y siempre llegaba con los pies hinchados, ya que sin pista y sin zapatos, el camino al colegio era un desafio diario. Manos Indígenas no solo le ha dado zapatos, comodidad, becas para que José siga destacándose en matemáticas en el colegio. Más importante aún, Manos Indigenas le ha dado a José la oportunidad de sentirse un niño mexicano como cualquier otro, con sueños tan tangibles de llegar a la universidad como cualquier otro, integración social. Y es por este cambio que Manos Indígenas va marcar la diferencia en la lucha de México contra la pobreza y el crimen, producto de la falta de integración social.
Si le preguntas a Gabriela cuál ha sido la clave al éxito de Manos Indígenas, ella no lo pensará dos veces. “Lo que nos caracteriza muchisimo es la pasión. En Manos Indígenas, nuestro trabajo es nuestra misión de vida. Quien no vive para servir, no sirve para vivir,” dice Gabriela.