Han pasado más de 6 años desde la primera visita de Juan Diego Calisto, entonces estudiante limeño de Economía en la UNALM, a San Pablo Mirador en Manchay, un asentamiento humano que se ubica en la capital del Perú. Aquí, donde existe una tasa de desnutrición del 12% de niños entre 6 y 9 años, y el nivel de pobreza es alto, es donde una fuerte valentía llevó a Calisto, y a otros socios cofundadores como Martín Valdivia, Ornella Semino, Fernando Arriola y Deborah Ugás, a fundar la ONG Ruwasunchis, que significa “hagámoslo juntos” en quechua.
Ruwasunchis, conformada de jóvenes que implementan proyectos de desarrollo para generar un cambio social, no pretende resolver los problemas sociales de esta comunidad desde un ángulo propio.
La magia de Ruwasunchis viene desde el contagio de energía que este emprendedor social logró crear en sus colegas universitarios. Estos, viniendo de varias disciplinas incluyendo Psicología, Economía, Educación e Ingeniería Industrial, comprendieron la diversidad de necesidades en San Pablo y se inspiraron a utilizar su preparación para unirse al cambio. Este joven también pudo darse cuenta que para fomentar un desarrollo social sostenible ese lugar había que atacar desde varios ángulos, siendo este el motivo de la estructura estratégica de Ruwasunchis.
Ruwasunchis tiene un programa llamado Plataforma Cultural que busca complementar la educación formal mediante talleres culturales y artísticos dirigidos a niños de entre 3 y 14 años. Le sigue el programa de Jóvenes Ciudadanos, en el cual uno de los socios cofundadores, Martín Valdivia, tiene experiencia por haber trabajado en Brasil enla Fundación Pro-Cerradoy va dirigido a adolescentes entre 15 y 18 años. De esta manera, el desarrollo de capacidades en los jóvenes es continuo y permite insertarlos en empresas como aprendices. Hacia los adultos es dirigido un programa de Negocios Inclusivos que tiene como objetivo empoderar y aumentar el nivel de ingresos de señoras y madres en San Pablo. Finalmente, el programa de Desarrollo Integral lidera en el campo de desarrollo social por su táctica innovadora de utilizar actividades para promover áreas verdes en la comunidad no solo para cumplir con un fin ambiental sino también para fomentar el bienestar psicológico de toda la población.
Aunque, Juan Diego comenzó su experiencia sólo y sin relaciones cementadas en San Pablo, a lo largo de su camino desarrollando Ruwasunchis se unieron mas de veinte compañeros comprometidos y se fue ganando la confianza de la comunidad. Él aprendió mucha valentía y fortaleza de las mujeres que viven allá en el asentamiento humano, porque ellas siempre están dando todo de sí mismas para seguir trabajando. La historia de Juan Diego Calisto es una que ejemplifica la de muchos jóvenes con acceso a recursos quienes decidieron hacer uso de estos para generar un cambio en comunidades de bajos recursos.
El éxito y la innovación de Ruwasunchis no ha pasado por desapercibida. El año pasaron recibieron un premio de la Fundación Telefónica de 7,000 soles peruanos y han estado participando en concursos donde puedan recibir donaciones parala ONG. Así mismo, cuentan con apoyo de Banco de Crédito, que aportará voluntarios para el proyecto de Negocios Inclusivos, y esto sirve como ejemplo a la comunidad de emprendedores sociales que una iniciativa bien estructurada con un impacto demostrado puede recibir apoyo del sector privado.
El 8 de febrero se realizará una reunión con todos los interesados en participar en el desarrollo de los proyectos como voluntario. Se pueden contactar con ellos a este correo voluntarios@ruwasunchis.org. Pueden informarse más de esta organización, en su twitter, facebook y ver videos en youtube.